El domingo 19 de enero de 2020, con muy buena previsión meteorológica, partimos hacia Haweswater después del habitual desayuno de Morrison. La carretera de entrada estaba poblada por una larga fila de coches estacionados, y terminamos un poco atrás del pequeño aparcamiento de Mardale Head.
Mucho cielo azul, pero el sol no había llegado a este lado del valle y el camino estaba peligrosamente helado. Los coches no tenían problemas con esto, pero simplemente caminar hasta la puerta al comienzo de la caminata era un asunto de nervios. A las 11:45 comenzamos un ascenso constante hasta Small Water que esperábamos encontrar congelado, pero una brisa vivaz y muy fría aseguró que el tarn estuviera agitado y líquido. El suelo a menudo estaba helado y cada paso tenía que ser más cuidadoso de lo habitual.
Después de un brebaje en la petaca completamos el ascenso hasta la cima del paso de Nan Bield, pero estaba claro que la promesa del día no se cumpliría. Las nubes bajas predominaban en las cimas y, más al sur, un espeso manto de niebla abrazaba la tierra. El viento soplaba con fuerza y el refugio estaba completamente ocupado. El plan 'A' había sido el circuito completo de High Street/Kidsty Pike, una de nuestras caminatas favoritas, el 'B' era el descenso de Riggindale Crag, que rara vez hacemos. Aquí, sin embargo, estaba el Plan 'C': la travesía de Harter Fell, la opción más segura y más corta. Desde el paso se eleva una agradable subida por una cresta bastante estrecha, pero pronto estuvimos en la nube con aberturas ocasionales que revelaban grandes visiones de montañas y colinas. Los huecos en la niebla se cerrarían rápidamente y una vez que llegáramos a la cumbre y fuera el túmulo lleno de bultos no habría nada que ver durante algún tiempo.
El camino continuó hacia el noreste: ¡por fin el viento a favor! - un agradable descenso gradual hasta la cima del paso Gatescarth. Descansamos con un té y un sándwich, mientras de vez en cuando surgía de la oscuridad la vista del sinuoso camino debajo de nosotros. Ese camino fue seguido hasta Mardale, hecho interminable por la persistente nube baja que parecía seguirnos hacia abajo. Estábamos bastante bajo antes de salir definitivamente de la niebla y estaba cerca del atardecer cuando llegamos al auto, con el hielo de la mañana ahora derretido pero listo para congelarse nuevamente.
Cuando dejamos el valle, el cielo se enrojeció mientras las cimas permanecían cubiertas, y una puesta de sol de ricos colores se entrelazó con las montañas y las nubes.
Fue un paseo de lo que podría haber sido y hubiéramos hecho algo menos ambicioso si hubiéramos tenido una previsión más precisa. Tal vez la próxima vez...